Hace una década que te conocí y cambiaste mi forma de ver la vida. 10 años, se dice fácil, pero en una vida tan corta, y pensando que solamente equivale a un tercio de lo que he vivido, es mucho tiempo.
Un día cualquiera de julio, abril, marzo, octubre ya no lo recuerdo, solo se que llegaste como un rayo de luz intenso a una vida que solo vagaba en el plano existencial sin un rumbo muy fijo. 10 años años después que decidiera cerrar mi universo, me prometí a mi mismo no volver a sentir, era demasiado peligroso, un riesgo gigante que no me podía permitir, un daño anímico por el cual no querría volver a pasar nuevamente en mi vida. Era demasiada presión en el curso de una sola adolescencia (o lo que quedaba de ella).
Pero llegaste, como la noche persigue al día, como la calma sigue a la tormenta, y como el amanecer rompe con la oscuridad de la noche e ilumina todo con colores. Llegaste, y tan solo era una sombra de mi, un vil lastre de lo que quedaba de mi felicidad, pero entraste en mi laberinto, ovillo en mano, como un Teseo femenino que buscaba terminar con su propio minotauro reflejado en el mio, y te adentraste en mi cabeza, y empezaste a hurgar las paredes por símbolos de energía, por fotografías de vida, por un haz de luz pequeño que poder explotar por una grieta en la pared, algo, por más ínfimo que fuese, que pudiera abrir la puerta de mi corazón enrejado y encadenado, obsesionado con mantener a todo y a todos afuera.
Los días pasaron y lentamente las grietas fueron aparecieron en todos y cada uno de los muros que cercaban mi alma, pude ver la luz, y pude ver tu sonrisa aun cuando todo a mi alrededor seguía en una perfecta penumbra, y después de mucho tiempo, las paredes cayeron, los muros destruidos, pude sentir nuevamente con muchísimo temor, por que sentía temor, o más bien un terror que atrapaba cada fibra de mi ser y me paralizaba para avanzar. Y es quizás ese terror lo que me mantuvo alejado de ti durante tanto tiempo.
Sin embargo, la vida es un gran péndulo que gira sobre su propio eje, cambiando tan poco que no nos damos cuenta, pero lo suficiente como para que cada giro tenga la suficiente importancia y peso para considerarlo un cambio real. Por más pequeño e insignificante que sea. Con tus manos pequeñas acariciabas mi piel bañada por el sol y el mar, e ibas abriendo paso a la aceptación, aceptar que existe de alguna forma el bien en todas las almas, que podía finalmente abrir mi universo de forma voluntaria, y al mismo tiempo la vida daba su giro indetenible alrededor del sol, y mientras yo abría mi universo para dejarte entrar en él, el tuyo implosionaba de forma catastrófica, generando tanta angustia como para necesitarme, y apoyarte en mi.
Y así avanzamos durante un tiempo, soportando el peso de cada uno con el otro, a través de enfermedad y salud, de momentos difíciles, de pérdidas incalculables y otras irremplazables, los años empezaron a acelerar, y la distancia de tan solo metros se transformó en un océano completo. Ese océano que nos separa hoy día, que divide la luz del día en dos, donde el mar y el cielo se confunden para fundirse en un solo azul borroso sin principio ni fin. Tu al norte yo en el sur, la tundra congela la punta de tus cabellos, mientras el sol abrasador oscurece aún más piel. Algún día nos volveremos a encontrar y podré darte, con lágrimas en los ojos, las gracias por haber reconvertido mi mundo nuevamente a un mundo de luz y sentimientos, donde ya no tengo temor de volver a amar, un sitio sublime con altas y bajas, dinámicamente cambiante e imposible de comprender, con todas las aristas y los colores del arcoiris, con llanto y alegría sin saber muy bien por que a veces, pero con la seguridad que todo lo que siento es la realidad absoluta de mi presente monolítico, que intento cambiar en diferentes direcciones con cada minuto que pasa, sin estar muy seguro de hacia donde debería parar.
Hoy día no soy ni el destilado de la sombra que fui, puedo decir con toda seguridad que me he convertido, después de muchos cambios y modificaciones, y aún más revoluciones, en la persona que siempre soñaste que sería. En el hombre que quizás te hiciera cambiar de opinión (Tal vez) y con quien quizás pudieras construir una familia sin obtener el rechazo absoluto (Solo tal vez) y aún más posible tener eso que siempre deseaste, y que quizás nunca tengas por que las circunstancias no te lo permiten ni te lo permitirán en condiciones normales (Un Tal vez remoto)
Hoy día no eres ni el destilado de la sombra que fuiste, puedo decir con toda seguridad que eres feliz aunque la distancia nos mantenga en continentes diferentes, aunque las circunstancias nos hayan hecho tomar decisiones radicalmente distintas, se que uno de los dos finalmente logró cumplir por lo menos una de las cosas que nos prometimos cuando éramos adolescentes y teníamos el mundo completo como un playmat. Hoy tan solo puedo ver tu sonrisa en la distancia y darme cuenta que todo el esfuerzo valió la pena. Y lo volvería a repetir si Dios me diera la oportunidad aunque sepa que jamás te podria tener.
Sin un rumbo fijo, más allá del éxodo, solo puedo pensar, que hace una década, te conocí y cambiaste mi vida para siempre, B.
Silence is the language of god,
Rumi
all else is poor translation