Tiempos Dracónicos

Soundtrack de un año #39: Drive

Hoy es el día de Santa Bárbara. Pensé en escribir algo al respecto (cosa que hice) y pensé luego en publicarlo (cosa que no haré, se entenderá al final o eso espero) así que solamente diré feliz día.

Hoy sin embargo era un día que venía esperando hace unos 7 días por varias razones, primero, por lo antes mencionado, había algo que debía entregar (en texto y en físico), pero las circunstancias de la ciudad como siempre son más grandes que nosotros (así como las del calendario), y la segunda Interstellar.

Hoy vi Interstellar y sin miedo o duda alguna puedo decir que la película de SciFi más impresionante, increible, profunda y emocional que he visto en el último lustro, quizás más. La forma como abordan los distintos elementos y mensajes, como tratan a la ciencia, como toman la definición de tiempo y distancia y espacio, es magistral; Por supuesto que el director no es cualquier pata en el suelo, es Christopher Nolan, un tipo que realmente sabe dirigir y entender temas tan complejos y llevarlos a una simplicidad absoluta sin dejar de ser sumamente impresionantes. El reparto por supuesto que son puros actores de alta factura, pero la forma como se desarrolla, y todo el rango emocional humano la pone muy por encima del promedio de películas sin sentido que han salido durante los últimos años con el tema de Sci Fi. Se las recomiendo encarecidamente, no solo por la ciencia ficción, si no por todo lo que implica, ha sido una experiencia demasiado personal para mi, y les digo resaltando muchísimo esto: No dejen de verla.

El tema de hoy va con respecto a algo que escribí, y probablemente no vea la luz del día ni a su destino final por un buen rato (Dios Mediante único capaz de cambiar la medida del tiempo), es algo que escribí hace dos o más semanas, sentado en las raíces de un bucare mientras me alumbrara de forma muy tenue la luz de la mañana. Fue un momento revelador, donde realmente me desconecté de mi mismo y con mucha sinceridad pude poner en papel el torbellino que tenía dentro de mi corazón y darle orden a las ideas en la cabeza, como me dijo una gran amiga hace ya 12 días: “Let it be”. El mundo tiene otro color, y ahora solo tengo una paciencia infinita y una calma de mar a la media noche. Sin prisa pero sin pausa. Esperando que el destino de la vuelta en U o me aviente directamente a las fauces del atlántico. Decisiones, metas, caminos, todos abiertos finalmente.

Con más claridad que el alba, y con la mente tan cristalina como el agua de un manantial, escribí ese día. Y escribí y escribí durante horas, hasta que mis manos no pudieron sostener la pluma un segundo más. He ido transcribiendo poco a poco todo lo que sostiene ese cuaderno, ya que lo escribí a tinta y papel, cosa que no hacía hace por lo menos 10 años. Me sirvio de mucho, pude entender de forma inequívoca lo que siento, y pude entender de forma inexorable que me cuesta mucho aceptar que todo está en mi contra.

Drive Single

Drive Single

Drive es un tema de Incubus, en su disco Make Yourself, es uno de esos temas que una vez los escuchas la melodía se queda contigo, y en algún momento de tu vida logras comprender muy bien realmente a que se refiere. Incubus no es mi banda favorita, pero está es una de las canciones que más me gusta de su colección.

Sometimes, I feel the fear of uncertainty stinging clear
And I can’t help but ask myself how much I’ll let the fear
Take the wheel and steer
 
It’s driven me before and seems to have a vague
Haunting mass appeal
But lately I’m beginning to find that I
Should be the one behind the wheel
 

Whatever tomorrow brings
I’ll be there with open arms and open eyes yeah
Whatever tomorrow brings
I’ll be there I’ll be there