Hoy Caracas nos muestra su cara más desastrosa, la de la ciudad que no ha dormido en 3 días, tiene ojeras que llegan a la nariz, está despeinada, alborotada, con fiebre y encima está lloviendo a cántaros.
Caracas cuando llueve es una bestia indomable, es el caos hecho carne y concreto, nada se entiende, todo se inunda y nos llena a los que transitamos por sus calles de un vacío extraño, que no logramos comprender por el desorden que nos rodea. Es una sensación extraña caminar por Caracas mientras el agua de las calles no termina de ceder y drenar, y hay que ir brincando los distintos pozos de nuestra ciudad mal construida y maltratada.
Los motorizados esquivan los pozos, torean los carros y gritan improperios en pasos peatonales, aceras y demás vías por donde se pueden montar, los automoviles tienen una gran desesperación por avanzar centímetros, suenan bocinas, los jinetes de bucéfalo se vuelven las personas más insufribles, y por supuesto, el Metro La gran solución para Caracas (sic) se vuelve la personificación de un aquelarre que la iglesia descubrió y empezaron a cazar brujas con arcos, flechas y antorchas.
Pero esa es nuestra ciudad, caos personificado. El tema de hoy es uno que escuche hace muchísimos años atrás, no tiene nada que ver con el tema caótico, pero si mucho con la lluvia. Y como me dijo alguien hace un par de horas:
“Hay que aprender a sacar belleza del caos”
– Alida ‘Ce’
Así que, It’s gonna rain!
As for calls from him, Nothing Nothing
And lessons from the rain too, Nothing Nothing
If my mind would change
Like the weather in England
That would be a relief…but it’s the opposite.
It’s gonna rain!
Has the rain erased his alibi?
Did he already forget?
Is this all the two of us will become?
Let’s make all of this the rain’s fault.
For every ailment under the sun
Unknown
There is a remedy, or there is none;
If there be one, try to find it;
If there be none, never mind it.