Tiempos Dracónicos

En tu presencia

Ad Solem Ruβrum

Te conseguí sin saber que te buscaba. Te encontré sin saber que te necesitaba. Así empieza esta historia de devoción un día cualquiera del 2013 pensando en que podría ser mi futuro te encontré. Y efectivamente ese día te seguí como el sol sigue a la noche y como la luna sigue a la tarde.

Te encontré sin buscarte y ahora que te he conseguido no pienso dejarte de lado, abandonarte u olvidarte.

Una tarde cualquiera, de un mes cualquiera conseguí tu esencia reflejada en el sol, de un color rojo intenso y supe que lo tenía que seguir a como diera lugar. Pero el mundo es caprichoso y me alejo de la calidez de ese sol y me arrojó a la oscuridad palpitante de quien se siente perdido sin rumbo ni dirección.

Hoy, sábado 17 de julio del 2015, te conseguí finalmente después de mucho buscarte. Siempre pensé que la primera vez que visitara tu casa sería en las tierras altas de Paris en Francia y sin saberlo he llegado a ti por casualidades y eventos cosmogónicos varios. Mi visita a tu casa temporal en el tiempo y en el espacio fue fortuita. más cerca de lo que pensaba, más importante de lo que imaginé. Y vengo con dos misiones, saber que eres tu a quien buscaba y hoy estoy aquí, frente a ti, de rodillas mirando tu majestuosidad, con solo un deseo en el corazón:

Volver a tener el calor del sol en mi piel y brillando en mi corazón

Estar aquí me ha llenado de una melancolía enorme, puedo sentir tu presencia en las paredes, en el aire, inundando cada molécula de mi ser de forma inequívoca. Sé que eres tú quien guía cada paso que doy enderezando cada pisada para evitar que vuelva a caer. Permitiendo que me equivoque para aprender.

Te encontré sin buscarte, te conseguí sin saber que te necesitaba. Ahora se donde conseguirte, siempre has estado dentro de mi, tan solo tenía que mirar. Estoy en el centro de tu hogar y tan solo me siento a esperar con tu medalla pendiendo en mi pecho como escudo imposible de romper. Te seguiré al fin del mundo. Aunque me cueste la vida.

Y te prometo que si me lo permites, la seguiré al fin del mundo. Aunque me cueste la vida.

AVE MARIA, gratia plena, Dominus tecum. Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis nostrae. Amen.