La pregunta que titula este artículo la hice de forma consistente todos los años (hasta que cumpli 21 años) a mi madre, que siempre solía responder con una frase que la llevo tatuada en mi hipocampo
Querido Santa: Se que tengo más de 14 meses que no te escribo (la carta anterior la escribí en septiembre del 2012, lo sé) pero este año ha sido tan catastrófico que no había tenido tiempo de sentarme a escribirte como es debido.
Érase una vez un joven cansado de la burocracia empresarial que decidió emprender (por que ahora le llaman así), y armar su propio negocio. Ésta es la historia de su taguarita, pulpería, quincalla, bodega.